El sexo está rodeado de inimaginables fetiches. Hay para todos los gustos, pero también es satanizado por la sociedad. "Las personas satanizan el sexo, cuando el sexo es algo que hay que disfrutar", afirma Gladys Murillo, presidenta de la organización Mujeres con Dignidad y Derecho de Panamá (MDDP).
Es por ello que también existe el trabajo sexual, una actividad de antaño, usualmente de hombres que pagan por mujeres, pero con los años esto ha variado, pues también existen mujeres que pagan para tener sexo con hombres y ocurre igual con personas del mismo sexo. En Panamá llama la atención al punto de verlo como una especie de "competencia" para las alternadoras que hombres busquen a las mujeres trans (que nacieron físicamente del género masculino, pero se identifican con el género femenino) para satisfacer sus deseos sexuales.
Es un secreto a voces: hombres que tienen su familia, pero son atraídos por las trans; sin embargo, en el mundo del trabajo sexual esto no es novedad, ya que aunque el negocio ha bajado quizás por la denominada crisis económica en la que está inmerso el país, la mayoría de los clientes de los trans son hombres, que llevan una doble vida. Esto fue confirmado tanto por Murillo como por Venus Tejada, directora ejecutiva de la Asociación Panameña de Personas Trans (APPT).
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Ella explica que en cuanto a los clientes, estos han bajado un poco y, aunque en la asociación se insta y apoya a las profesionales para que busquen otras opciones para generar dinero, respetan a quienes quieren seguir en el trabajo sexual y, por ello, se les provee de preservativos, lubricantes y consejería para el autocuidado y cómo cuidar a sus clientes. "Porque a la hora de verdad esos clientes tienen sus esposas y las esposas no tienen la culpa de la doble vida que ellos lleven", dice Tejada.
Por décadas, han sido los hombres quienes en su mayoría buscan el servicio sexual indistintamente del sexo de la persona. Al cuestionar sobre el por qué hombres pagan a mujeres trans por sexo, Lizmaineth Hernández, psicóloga clínica, hace referencia a que más que nada es el morbo a lo desconocido, a lo que la sociedad te ha marcado o estigmatizado que no se debe hacer e inconscientemente esto lleva a la persona a buscar tentar hacia eso y es allí donde se quiere "descubrir lo prohibido".
"La conducta humana siempre busca experimentar y vivenciar cosas que son retos en la actualidad, situaciones que antes no se daban y que ahora son lo novedoso, y en el caso de hombres que buscan tener sexo con mujeres trans, son comportamientos que antes se reprimía porque la sociedad decía hombre y mujer y punto".
Edad de las trabajadoras sexuales
Murillo explica que denominan a una compañera como trabajadora sexual después de que sea mayor de edad, porque una persona menor de edad es explotada sexualmente, -lo que es un delito-. No hay edad tope, porque son fetiches, hay muchos jóvenes que les gustan las adultas, no lo van a estar divulgando, pero ellos quieren ver cómo se siente eso. "Hay bastantes compañeras de 50 y 60 años", asegura.
También les violan derechos
Pero si las mujeres que trabajan en el sexo son víctimas de la violación de derechos, las mujeres trans lo son más, aunque Tejada admite que la ciudadanía es más tolerante, "antes era puño, golpe, patada y super agresiones, pero hoy día se tolera un poquito más a las compañeras que ejercen el trabajo sexual".
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La dirigente se refiere igualmente a que no existe una ley que diga que el trabajo sexual es ilegal, "no es clandestinidad, porque si fuera clandestinidad nadie las estaría viendo, todo el mundo las ve porque están en la vía pública".
Trabajadoras sexuales extranjeras
Este es un trabajo de libre oferta y demanda, lo que sucede es que las panameñas se esconden más que las extranjeras, se cuidan más de que las vean, porque las extranjeras no tienen a nadie que las conozca, explica Murillo. Si vas a los lugares cerrados, el 99% son extranjeras, a las panameñas las ves en las esquinas. Las extranjeras buscan otro ambiente, van a casinos, trabajan por teléfono, web. No es que les están quitando clientes, porque son maneras de trabajar distintas.
Además, hay clientes que aseguran que no les gustan las extranjeras, pues "están todas operadas" y la mayoría de las panameñas son naturales. "Hay para todos los gustos, para toda complacencia", resume Murillo.